martes, 16 de febrero de 2010

En la Ciudad hay más de 250 mil cámaras de vigilancia sin control

Diario Perfil
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Sábado 21 de Junio de 2008

Año III Nº 0270
Buenos Aires, Argentina

"En la Ciudad hay más de 250 mil cámaras de vigilancia sin control

El Gobierno tiene a su cargo y fiscaliza no más de 100. Una persona, en una jornada laboral, es filmada entre 50 y 80 veces. La ley exige que las imágenes se almacenen por 30 días y luego se borren, pero nadie controla que esto se cumpla. Una ley reglamentó su uso, pero un veto del Ejecutivo dejó afuera las de uso privado, que ni siquiera tienen la obligación de advertir dónde están. Cada año se instalan unas 20 mil. El avance de la tecnología y la baja de los precios (la instalación cuesta unos 4.000 dólares) hizo que se multiplicaran. El principal motivo es la creciente inseguridad.

Por Lucas Morando



Control total. En pleno Puerto Madero, efectivos de Prefectura vigilan en tiempo real y coordinan las imágenes de 27 cámaras diseminadas en el barrio más caro y con más seguridad de la Ciudad. Graban todo lo que pasa.

“Sonría, lo estamos filmando”, repite siempre el mismo cartelito que recuerda y advierte al cliente que alguien del otro lado de un monitor lo observa. Lo vigila. En el mejor de los casos, uno se entera, pero en la mayoría no, y son pocos los que toman conciencia de la cantidad de cámaras de seguridad que registran a cualquier ciudadano.

“En promedio, una persona de clase media o media alta pasa al menos entre 50 y 80 veces por delante de una cámara de seguridad en un día común”, mensura Guillermo Pierazzoli, presidente de Tao IT, empresa que comercializa sistemas de seguridad. No es muy difícil imaginarlo: diseminadas en shoppings, estaciones de servicio, en la oficina, en el subte, el tren, el banco o el supermercado, ya casi no existe lugar donde no las haya.

Según la Cámara Argentina de Seguridad Electrónica (Casel), en la Ciudad hay unos 250 mil equipos de vigilancia privados y todos los años se instalan 20 mil más. Es una industria que crece un 15% cada 12 meses. “La principal razón del incremento es la inseguridad”, explica Eduardo Capelo, presidente de Casel, y aclara que la baja de los precios y el avance de la tecnología también ayudan.

“Hace 10 años había menos del 10% de las que existen hoy”, ilustró. Según cifras de Casel, con US$ 4.000 promedio, cualquier comerciante puede montar un sistema de circuito cerrado de TV propio y grabar digitalmente todos los movimientos de sus clientes.

En la calle. Este Gran Hermano porteño no sólo opera en el ámbito privado; el Gobierno de la Ciudad cuenta con un sistema de cámaras propio en parques y estaciones de tren. Según datos del Ministerio de Seguridad hay en total 60 cámaras que se erigen sobre 14 plazas (Plaza Francia, Irlanda, etc.) que toman imágenes las 24 horas a miles de personas. Son almacenadas digitalmente y registradas desde una sala de operaciones en Corrientes y Malabia, donde después de 30 días, se borran.

Si bien la Comuna tiene la obligación de avisar que uno está siendo filmado –hay carteles oficiales– la próxima vez que almuerce en alguna plaza céntrica, sentado en un banquito, ¿no lo desvelará la idea de que alguno de los cinco operadores que controlan las cámaras podría estar mirando lo que hace?

El plan de Macri es intensificar el control y por eso fuentes de Seguridad estiman que antes de fin de año implementarán 70 nuevos equipos en al menos treinta plazas y en otros lugares “clave”, en busca de mayor control. La Policía Federal y las autopistas también cuentan con decenas de equipos de seguridad en lugares estratégicos.

Menos caos vial. La Dirección de Tránsito porteña es otro caso: tiene 32 cámaras en las principales arterias de Capital destinadas a advertir r y encauzar cualquier problema. Con el zoom pueden ver la patente de cualquier infractor y hasta “meterse” en el habitáculo del rodado, siempre y cuando está a una distancia considerable.

Este videocontrol se masifica cada vez más en el ámbito privado. Por ejemplo, el 62% de los 1.600 supermercados chinos de la Ciudad tiene al menos cuatro cámaras y los grandes, como los de microcentro, hasta diez. Todas las imágenes, desde los movimientos en el depósito hasta la elección de una marca de mermelada, quedan registradas en los archivos digitales por 15 días. La Cámara de Supermercados Chinos (Casrech) confió que estudian crear antes de fin de año un sistema centralizado de monitoreo para todos los supermercados, una especie de Gran Hermano común a todos los alamacenes orientales.

La evolución de las nuevas tecnologías de procesamiento de imágenes también ayudó a impulsar las ventas. “La videovigilancia tuvo un crecimiento exponencial en los últimos años por la versatilidad de sus prestaciones. El desarrollo de nuevo software que detecta desde movimientos de objetos y personas hasta la cara de los conductores de vehículos estacionados ayudó a que hoy se puedan generar alertas en tiempo real”, explica Walter D’Abrantes, gerente de Consultoría de EMC. Hoy un sistema puede avisar al operador si alguien dejó un objeto durante mucho tiempo en el piso (una bomba, por ejemplo) o reconocer la cara de un ladrón.

Por eso, los bancos fueron uno de los primeros en sumarse. En cada uno de los 800 que hay en Capital operan unas cinco o seis cámaras de seguridad. Como mínimo. El Banco Central obliga a que las haya en la entrada, en la bóveda, una por cada caja, en el lobby y en los cajeros automáticos. Con respecto a estos últimos, los 2.100 que hay poseen un sistema que filma digitalmente el rostro de cada persona que los pone en funcionamiento.

Críticas. Uno de los principales focos de preocupación de algunos legisladores es que no hay un organismo que controle la instalación y regule la videovigilancia en todo sentido. En 2006 Pablo Failde, de Autonomía con Igualdad (kirchnerista), presentó un proyecto de ley para reglamentar el uso de cámaras en la comuna. Finalmente el Poder Ejecutivo lo aprobó en 2007, pero vetó tres artículos clave, lo que circunscribió su aplicación sólo al ámbito público, por lo que hoy nadie controla el uso privado de cámaras de seguridad en la Ciudad. Y las que funcionan en la órbita del Gobierno tampoco están articuladas y reguladas por un único organismo. “No hay un registro centralizado sobre la cantidad de cámaras que hay en la Ciudad. Debería crearse”, explicó el legislador en referencia a la falta de coordinación entre los ministerios que hoy toman imágenes.

Mientras tanto, cada día se instalan 55 nuevas cámaras, ya casi en cualquier lado. Un referente de la industria se permitió bromear: “En el único lugar donde hoy no te filman es el baño, y hasta por ahí nomás...”.

Puerto Madero, el barrio más seguro

Es el barrio más nuevo y pujante de la ciudad, y el de mayor desarrollo; un ícono de modernidad y estatus social. Y es también el más vigilado.

Su particular ubicación determina que la seguridad de Puerto Madero esté bajo la órbita de la Prefectura Naval, responsable por la integridad de bienes y personas. Los vecinos permanentes, los que allí trabajan y hasta los turistas que lo visitan, coinciden en que es “muy seguro”, calificación que ningún otro barrio porteño alcanza. Más allá de los dinámicos puestos de control de Prefectura, Puerto Madero concentra casi la mitad de las cámaras de seguridad públicas –aquellas que controlan, por ejemplo, parques y plazas y no el tránsito– que hay en la Ciudad: suma 27, mientras que el Gobierno porteño dispone de 60. Pero hay más ojos electrónicos. Muchos más.

A las ya mencionadas hay que sumar cientos de cámaras que controlan el paisaje y a la gente desde locales comerciales, restaurantes, bancos, entradas y terrazas de edificios. Se sabe que la concentración es la más alta del país, aunque ninguna fuente consultada definió cantidad y ubicación. “Preferimos no decirlo por razones de seguridad”, dicen."


1 comentario:

Anónimo dijo...

A quienes custodiamos tanto en puerto madero, tenemos todo tipo de delin cuentes, empezando por nuestros queri
dos politicos, narcos,etc........ cuando vamos a empezar a reclamar nosotros el resto de los ciudadanos por la seguridad.